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SI DE AUTOAYUDAS SE TRATARA



Nada me inquieta más que enfrentarme al vacío de mi mente. No tiene ni por asomo parecido a sentarme frente a la hoja  blanca y tener que esperar para elaborar finalmente un relato.  El agujero negro es mucho peor porque este  se come literalmente uno a uno mis  pensamientos. A medida que ellos surgen son atraídos por la vacuidad del posible contenido y es entonces que recurro a observar mis libros sobre cada estante de la biblioteca que vengo armando desde niña.  

Leo con rapidez sus títulos y me detengo en alguno que imagino. Un libro cuyo autor pudiera morigerar estos terribles estados. Quizás al leer sus páginas me encontrara conmigo misma, no sé puede resultar utópico pero si otro escritor relatara estos momentos que duelen en el orgullo y también hacen que me sienta tan vulnerable, considero me resultaría de ayuda. Tal vez su escritor hubiera conseguido resolver esos momentos tan crueles. Una fórmula, un algoritmo o lo que fuere que hubiese descubierto me serviría también para espejarme.  Y si yo misma lograra encontrar una o varias soluciones, ¿sería capaz de transmitirlas para que otros al leerlas se animaran a probarlas?

Otro tema acuciante para mí es alcanzar un método al  momento de editar, de modo tal de no tener que revisar eternamente cada capítulo o el libro en su conjunto. Quien tuviera el don de organizar la cantidad de palabras y párrafos para obtener una historia apetecible de principio a fin. Claro está que si este método existiera, se quedarían sin trabajo muchos editores. Lo cierto es que una aplicación de las que actualmente se disponen, no nos soluciona más que una pequeña parte de la revisión. Algo de gramática y ortografía, tal vez. Pero el hilado de la historia corre por nuestra cuenta. 

Y si de marketing se hablara. Cuántos escritores acceden a estadísticas, o determinan su población objeto al narrar una historia. Está claro que la tarea creativa nos consume buena parte del tiempo. Pero qué tal encontrar un libro donde se hubieran desarrollado los pasos para escribir como el proceso para que nuestro libro se vendiera como pan caliente por internet y en las tiendas siendo sus versiones digital o en papel.  

Si pudiera leerlos seguramente los tendría conmigo noche y día, pequeños modelos cuasi tutoriales o de autoayuda. Quien no quisiera encontrarlos agazapados entre miles de ideas, de propuestas para convertir nuestra pluma en la más bella extensión de mil historias, de esas que electrizan desde el inicio. De esas que carecen de errores en sus textos y que cuentan con exquisitos detalles para resultar inolvidables.  Si pensara en sus autores, sería la primera en decirles gracias por no dejarnos tan solos, por hacer del proceso de escribir la forma más plena de encontrarnos sin tener que preocuparnos de que cada historia tenga el atractivo que cautive al lector con cada párrafo. Con tan solo entregarnos a seguir con armonía el proceso desarrollado para alcanzar el éxito sin olvidarnos de la historia. 

Una pena que aún nadie los haya escrito, me tendré que dejar de imaginar y ponerme a experimentar las vidas de cada personaje dejando a un lado mis ansias de saltearme la ilusión de ser parte de ellas.  Escribir es la parte más bella, darle forma a las ideas en un cuento, novela, cualquier a de los géneros que más nos permitan bailar con cada letra haciendo brillar los sueños que ellas quieran relatar.

 L.F. Del Signore

Cuarto Mundial de la Escritura

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