Capítulo XIII
Entre calles rotas y promesas de papel
El sol pegaba fuerte cuando Arcadio y Leandro bajaron en el barrio “Los Cipreses”. Un laberinto de calles sin pavimento, veredas quebradas, y casas que parecían resistir con uñas y esperanza.
Leandro llevaba su libreta, un bolígrafo nuevo, y una mirada que oscilaba entre la curiosidad académica y el desconcierto ante la realidad.
Arcadio caminaba lento, saludando a cada vecino como si fuera el dueño del barrio y el pueblo entero al mismo tiempo.
—Acá no importa cuántos títulos tengas, sino cuántos te conocen —le dijo, mientras señalaba una pileta rota que nadie reparaba desde hacía años.
Se acercaron a doña Marta, que vendía frutas en un puesto improvisado. Leandro quiso sacar una foto, pero Arcadio lo frenó:
—No es para turismo, pibe. Esto es un pedazo de ciudad que nos pide que escuchemos sin sacar el celular.
Doña Marta les habló del agua que faltaba en verano, de los niños que jugaban en la calle sin luz, y de la plaza que se había convertido en botadero de basura.
Arcadio sacó un papel arrugado, el acta simbólica que había preparado. La leyó en voz alta, con voz ronca y segura, prometiendo “reparar lo que el olvido se llevó” y llamar la atención del Concejo aunque fuera con denuncias, gritos, o canciones.
Los vecinos aplaudieron, emocionados, algunos con lágrimas contenidas. Para ellos, Arcadio no era un político más: era uno de los suyos, con las manos llenas de grasa y palabras que dolían pero también daban esperanza.
Leandro, que hasta ese día había visto a Arcadio como un enigma, comprendió de golpe lo que significaba ese loco que hablaba sin filtro: era un puente entre la teoría y el barro, entre la ley y la vida.
—¿Y ahora qué hacemos? —preguntó Leandro, con el brillo de quien se siente parte de algo más grande.
—Ahora, nene, lo que siempre hacemos: peleamos. Pero peleamos con arte.
Mientras caminaban de regreso, Leandro sintió que no solo había aprendido política. Había descubierto que a veces, la mayor sabiduría está en la rabia y la paciencia mezcladas.
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