de tus ojos al despertar.
Porfiados cuando esconden,
sus penas y su pensar
No pretendo animar.
Más que al mundo interior.
Ese que cuando se enciende,
no se vuelve a apagar
Agua, tierra y fuego son tus elementos.
Cruel destino y fiel tormento.
Entre el vaho del ayer.
Y de quien quisieras ser.
Silencios y ruegos.
Vacilas sin sentido.
Ni cuenta llevas de los besos.
Por los versos que has vertido
Avienta ya los suplicios.
Sin pedirte permisos.
Calcula imponderables.
Rostros lejanos afables.
No volveré a la fosa.
Caldero de mis deseos.
Haber escrito la prosa.
Bajo gotas y borboteos.
Te llevas tú los aciertos.
Dejándome a mí el desierto.
En infiel te has convertido
Tan solo por desear su rosa
Delegaste tu sincero camino
Te heriste con tu prosa
Creyendo ser su dueño
Perdiste su alma hermosa
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