Había una vez un pez azul llamado Pedro que vivía en el mar. Inquieto y audaz, Pedro no se cansaba de jugar carreras con los otros peces.
Un día, mientras nadaba, vio a una lombriz de
tierra llamada Lola, ella había sido arrastrada
al mar por una fuerte lluvia. La pobre Lola
estaba muy asustada y no sabía cómo
regresar a tierra firme.
Pedro, con su colorido y llamativo tono azul, se acercó amigablemente a Lola y le ofreció ayuda. Le explicó que no podía vivir en el agua, pero que él la ayudaría a encontrar el camino de regreso a casa.
Así comenzó una hermosa amistad. Pedro nadaba junto a Lola, mostrándole las diferentes corrientes del mar y cuáles eran las rutas para acercarse a la costa. Mientras lo hacían, compartían historias sobre sus respectivos mundos. Pedro le hablaba de los tesoros ocultos en el mar, y Lola le contaba sobre la tierra, los jardines y las lluvias refrescantes.
Finalmente, después de un corto viaje, Pedro y Lola encontraron una playa tranquila. Lola se deslizó en la arena, agradecida por la ayuda de su amigo el pez azul. Pedro se despidió moviendo en alto una de sus aletas y luego emprendió el regreso al mar profundo, prometiendo visitar a Lola de vez en cuando.
Desde entonces, la lombriz Lola y el pez azul Pedro se ven de tanto en cuanto. Aunque vivan en diferentes mundos, ellos nos demuestran que vale la pena ayudar. Y así, cada uno encontró un amigo especial en un mundo distinto.
L.F. Del Signore
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