Tardes de risas y pequeños misterios.
Verdad o consecuencia fue nuestro secreto.
Era un lindo juego de chicos inquietos.
Volcar en palabras aquello que siento.
O quizás descubrir que fuimos amigos.
Pequeños duendes que nos dan aliento.
Barriletes al viento jamás heridos.
Nos hicimos grandes, cargados de historias.
Revolvimos cielos aferrados a un sueño.
Avivamos hogueras algo contradictorias.
Y hasta nos creímos que pusimos empeño.
Imagino jugar nuevamente a ese juego.
Contesto despacio, me entrego y delego.
No me pidas más o te diré hasta luego.
Intentas apurarme como buen andariego.
Yo sufro y palpito, lo digo y lo niego.
Es que la franqueza sacude mi ego.
Vivir por el vaho de grandeza reniego.
Y si te contara que guardo aquel modelo.
De jóvenes o niños que añoran el cielo.
Serías tú quien lograra mi asombro.
Borrando mis ansias y todos los escombros.
Tuvimos un pasado, hermoso por cierto,
con él construimos un mundo despierto.
Llevamos a cuesta hoy muchos secretos.
Probamos y erramos por no ser incorrectos.
L.F. Del Signore
Todos los derechos reservados
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