—No y mil veces no! Ya te he dicho que odio ir a tus fiestas. Que si me vestí de tal o cual manera...esa mafia que se deleita en criticar. —Portazo
—Pero eres mi esposo, no puedo aparecer siempre sola.
—O sea que me llevas para completar tu cuadro...
—Completar? Imposible! Ambos somos un entero. Más bien nos vendría útil complementarnos. Sabes a qué me refiero?—Claro! Si soy un entero,pues tendré una neurona.
—Deja el sarcasmo y vístete, ya es hora de ir a la fiesta.
—Solo iré si me aseguras no dejarme solo.
—Solo? Pero si tú gracia y audacia atrae a todos en la barra. Acaso olvidaste que hasta te pusiste a bailar sobre ella la última reunión que organizaron en el pueblo?
—Vamos mujer, me adulas ahora? Ayúdame a calzarme los zapatos, que desde aquella caída desde la barra la espalda se quedó bailando.
—Listo!. Una lustrada al cuero y ya volverás a encantar aún desde tu silla de ruedas…
L.F.Del Signore
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