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QUE NO TE PASE Cuento policial





Las cinco de la tarde y aún no he terminado de ambientar el salón para la conferencia. El sonidista está con problemas.  Por suerte los sillones alquilados llegaron a tiempo. No puedo más , tengo un día de perros.  El de las luces se resbala de la escalera. Grita como un marrano. Corro para auxiliarlo. Está como una estaca. No quiere que lo toque. Llamo a emergencias. Me pregunto si debo quedarme con él, me mira con ira pero no puede moverse. Flor de golpe se ha comido. El aplique de luz se desprende y le cae a pleno sobre su rostro.  Se lo quito y noto que está inconsciente.


Los paramédicos se lo llevan  justo  cuando ingresa  Estela Flores,  la ponente.  Cuánto la odio. Pero ella me paga. Comienza a gritar que soy una inútil. Critica  la ambientación. Exige que le den un micrófono. Prueba el sonido. Pide que la iluminen y que la siga el reflector.  Los de comunicaciones se atajan y  pasan la presentación. Los colores del láser sobre la pared se mueven al ritmo de la música. Se sienta y con sus  ojos intensos y me fulmina.  Me marca que el agua no es  de su agrado. Es una botella cualquiera  que a lo sumo le serviré en su vaso y probará dos sorbos.  Sigue gritando, camina y recorre y no para de transmitir todo su enojo. Quisiera desaparecer. Convertirme en bruja y volar muy lejos. Regresa y me sacude.  Cómo la odio.
Dos  horas más tarde la ayudo a llevar sus cosas al auto.  Mil idas y vueltas  mientras ella da un reportaje en la acera.  La última caja pesa como una tonelada. Mi pie se atora y caigo hacia ella  en el preciso instante  cuando apagan la luces y cierran el micrófono. Pero el camión le aplastó su cabeza.

L.F. Del Signore

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