Malena rondaba los cuarenta años. Su cuerpo y rostro perfectos. Se mantenía a fuerza de ejercicio físico y se cuidaba en las comidas para estar en forma. Soltera por elección, ya que sus metas personales no incluían el formar una familia. Su vida hasta ese momento se había desarrollado tal cual ella había planeado. Orgullosa por sus logros académicos en la universidad y de haber alcanzado el máximo pedestal al ser elegida como rectora. Su currículum profesional la mostraban como una súper mujer. Ella había aprendido que si uno se esfuerza, todo es posible.
Tal vez la cuarta década, la inquietaba un poco. Amante de la belleza como era, temía que al envejecer no se sintiera a gusto consigo misma. Es por esa razón que no dejaba de ir al dermatólogo, tomar sol en horarios no peligrosos como evitar ambientes contaminados. Ella era un reloj, perfectamente ajustado.
La facultad no podía quedar ajena a la barbarie del terrorismo que asoló el país. Fue entonces que día, un grupo comando tomó el rectorado. Individuos radicalizados con alguna causa extranjera. Ellos ni por asomo se correrían un paso de sus ideas.Determinados como estaban a llegar hasta las últimas consecuencias, en las cuales, la vida, no era lo importante, sino el logro de sus objetivos. Malena, fue obligada a subir a la azotea, con sus manos atadas a la espalda y una soga anudada al cuello con la cual los insurrectos la arrastraban tras ellos como si fuera su esclava. Este hecho demostraría al resto de los docentes y al alumnado el poder que ellos se arrogaban, infligiendo a la vez temor en la comunidad estudiantil y en la sociedad. Ubicaron a Malena al frente y leyeron sus demandas. Con un par de disparos al aire cerraron el despliegue inicial. Luego volvieron al interior del edificio. Una vez adentro, una de las docentes presentes, les refregó que sus compañeros no tenian nada que ver con la demanda enunciada en la azotea y fue duramente golpeada. Malena se interpuso y recibió también golpes cayendo al suelo desmayada.
El país por ese entonces, se encontraba fuertemente convulsionado, con un poder ejecutivo, carente de inercia y buenas decisiones y un legislativo y judicial corruptos en su mayor medida. Las protestas eran muy comunes, tanto que los grupos de sectores pseudo populares se atribuían decidir sobre la masa homogénea de los necesitados. Por una ayuda social, estos dejaban sus vidas en las manos equivocadas. Era por eso que ejercer el control ya se le torna a una utopía para el presidente de la Nación. Quién a la postre tan solo navegaba las diversas situaciones.
Dos horas más tarde de emitir el comunicado con sus demandas, irrumpió el grupo Halcón de las fuerzas de seguridad. Varios de los agentes ingresaron en el edificio en el más absoluto silencio y lograron hacerse cargo de la situación, rescatando a los rehenes, entre ellos a Malena. Ella presentaba un corte sobre su rostro y estaba sumamente maltratada. Fue atendida por el SAME y trasladada para su observación a un centro hospitalario.
Al día siguiente el rectorado informó que por complicaciones, la rectora había fallecido. Malena no toleró verse como se veía y angustiada por no haber previsto la toma de su facultad, como el haber sido expuesta de manera tan humillante, presentó un cuadro de edema de glotis y alergia en estado extrapiramidal, del cual no pudo salir con las prácticas médicas que le realizaron. Su interior clamaba por evadirse de los hechos acaecidos. Con una carrera brillante y un futuro luminoso que todos le auguraban no le fue suficiente para contener su personalidad obsesiva al extremo. Ella decidió en base a quién era, transitar el peor de los caminos, en soledad, como siempre lo había hecho.
L.F. Del Signore
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