Ya nada importa. Para qué preocuparme. Era una mala mujer. Renacía en las tinieblas de su propio oscurantismo. Estoy agitada y algo agotada. Fueron muchas horas de ansiedad y temores. Ella se ha ido, no le queda un hálito de vida.Podré volver a respirar y caminar tranquila. Doblaré en la esquina, desandaré mis pasos y cuando los sentimientos dormidos cesen, me sentaré a ver los cadáveres desde la puerta de mi casa. Ya nada importa, lo sé. Un oficial me ha puesto unas esposas. Otros dos ingresan a mi hogar. Los veo ir y venir, se llevan cajas que luego ubican en la parte trasera del móvil estacionado frente a mí. Una mujer me pregunta cosas que no logro comprender. Mi mente está revuelta y yo pierdo la conciencia.
L.F. Del Signore
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