Hoy eres un recuerdo, un gestor de tantas ilusiones, mi querido profesor que desenmarañaba mis letras intentando descifrar si el relato fuera cierto. Casi siempre al entregarme la hoja de la composición solicitada, además de la calificación me preguntaba si se basaba en la pura inspiración o si lo había vivido. Mi sonrisa le anunciaba con velada intención que yo rayaba con lo insano y que cuánto me gustaba soñar. Pero fue él quien me indujo a escribir, aunque nunca vislumbré este terrible final. Me aterra despertar y verme dentro de mis obras. Algunas me hacen viajar pero en otras pierdo la vida. La que más me cuesta superar es aquella donde el camino se bifurcó y nuestras manos separó.¿Quién pudiera siquiera suponer que cada texto se pueda convertir en realidad? Locura que en manos erradas podría ser peligrosa, aunque en mi caso fue el presagio de mis desdichas. A veces temo escribir y que cada letra se apodere de mi destino. Como pude anticipar los sucesos que me irían a ocurrir. Si aquel docente supiera enseñarme a cerrar esa caja alucinante que me sacude la razón y me convierte en clarividente, le podría agradecer contándole un pocos sobre su suerte.
L.F.Del Signore
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