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DEL UNO AL DIEZ Cuento (Sensual y erótico)

 



Hoy me he despertado con el latido de tu corazón en mis oídos. Recorrí con timidez el espacio restante de la cama, para cerciorarme que no fuese  una ilusión.  Me aferré de todos modos a la idea de que hubieras compartido la noche conmigo. Y creo que hasta me lo he creído por un rato. 

Pero es curioso observar cómo las  sábanas se enrollaron  bajo mi almohada. ¿Qué habré estado haciendo mientras dormía? 


Es domingo. Ya me ha quedado bien en claro que estoy sola en mi lecho y comprendo que despertarme, luego de haber dormido plácidamente,  se me hace una maravilla deseable. Son esos segundos infinitos entre el abrir de ojos y el primer bostezo, donde te anoticias de que formas  parte de un todo, mientras comienzas a sacudir  los músculos bajo la ropa de cama y notas cómo los huesos  cobran su vida. 

Seguramente mis pensamientos te causarían risa, pero seguiré sosteniendo mis dorados fundamentos. Es que sentirme  cautiva  en el mundo de mis fantasías  es un verdadero desafío para mí. 


Podría decirse que en el momento justo, cuando despierto, la mente  se da cuenta de haber estado entre algodones... y es cuando  las sensaciones comienzan a formar fila. 


Si describiese el instante cero al rebobinar toda la secuencia, notaría  el pestañeo involuntario que me alertó esta mañana cual despertador, o quizás también haya sido el sol que se asomó por la ventana . No estoy segura de cual  de todos fue el culpable de mi dulce amanecer.  Uno que siento pegado a mi cuerpo y temo que al levantarme se diluya en el olvido. 


Pero sigamos el desarrollo genuino de la idea.  Te diría corazón, que he sido parte de una danza etérea y celestial. Pero si te contara, qué percibí a ciencia cierta, debería comentarte que no fue una sino dos ideas las encargadas de acompañarme  durante ese dichoso despertar. Mmm... ¿qué visualizarías entonces? Ya imagino cómo tu mente varonil se enrolla en alguno de los mundos donde pudiéramos dedicarnos a ser quienes siempre hemos querido. Tu ansiedad,  seguro no te permitirá esperar a mi relato. 


¡Quédate tranquilo!, que  empiezo a comentarte  paso a paso, el semi sueño  que he tenido...  Ese que surge cuando vas saliendo del inconsciente para entrar de a poco en el traje de la conciencia plena. 


Volvamos entonces al punto exacto donde esas escurridizas ideas  comienzan a cobrar el valor más interesante, ensamblándose  cual amalgama reluciente y provocando de seguro las  cosquillas chispeantes en la profundidad más añorada. 


Veamos  si me es posible enumerar   todo lo que he vivido en lo que sigue:

Tú sabes que el turismo rural puede ser una aventura encantadora. Uno diseña las  actividades para toda una jornada sobre el papel blanco. Se conforman los  recorridos, esperando agradar a quienes los vayan  a descubrir al contratar el servicio.  El visitante claramente será una parte de lo más importante dentro de ellos. Se comienza por un desayuno a la usanza, bien de campo.  Luego  se  emprende la marcha a pie, lenta y pausadamente. Al caminar se  sienten los pasos de quien los guía. Y este percibe fácilmente  en los visitantes su afán  por  capturar los aromas, los colores y los sabores, que además,  les recuerden momentos de sus propias vidas. Si se logra tamaña comunión con el entorno ya se tendrá  bien merecida una cucarda. 


Pero sigamos...

Todo estará pincelado con matices de riqueza cultural y la imagen del paisaje que subyace. Casi, casi,  como las caricias de dos seres enamorados.  Pero ¿quién  da más, el que recibe o el que ofrece? 


Abrir el espacio íntimo de una estancia o de una pequeña chacra,  es haber planificado y preparado cada milímetro de la jornada. Esto hace que  la casa y todo su entorno quieran  ser engalanados... Algo parecido  a haber soñado sentir las yemas de los dedos ardientes recorriendo desde las muñecas hacia los antebrazos y desde estos hasta los codos y de allí, pasar por los hombros en un giro inesperado,  como alejándose del pecho encendido. 


Los  besos tímidos y fugaces se ocuparán de mantener el clima encantado. Si prestas atención, puedes  escuchar el sonido de la respiración de quien se entrega. Esta irá subiendo de tono, emitiendo  ternura,  en forma de suaves gemidos. Tu seguirás con actitud decidida hacia el primer objetivo marcado en el recorrido emprendido. ¡No te detengas...! Continúa la marcha y ten presente  que has estado sosteniendo sus dos  brazos por sobre su cabeza desde el primer momento, es por eso que habrás ido descendiendo por la parte interna de los mismos. A esa altura te será fácil observar el movimiento rítmico de su  pecho. ¡¡No te detengas!!, aún no es tiempo. Puedes incluso pasear con tus ojos sobre los senos de la mujer a quien le dedicas con suma paciencia tu hermoso tiempo, ellos cual gotas de rocío  sobre los duraznos se exhiben en todo su esplendor,  gracias a esos brazos sujetados en lo alto. 

Te das cuenta entonces  que has logrado una  exquisita coreografía y te relames en tu deseo  fingiendo no sentirlo. Es ahí el momento obligado para hacer un alto, generando el suficiente suspenso y despertando el inconsciente de todo lo que estuvo dormido… Justo cuando le cuentas  a los visitantes,  esos secretos llenos de detalles sobre las historias camperas, casi entre susurros. Es entonces cuando aprecias los pezones erguidos llenos del placer de la entrega. Ese es el momento de la verdad!!  Es querer liberar sus brazos para poder brindarte. Es sentirte magnánimo descubriendo el territorio. Uno que te es muy caro. Ella querrá deshacerse de las barreras que le has impuesto y demostrar su gratitud  a quien ha recorrido  la infinidad de segundos acumulados. De seguro peleará cual loba por conseguirlo.  Pero tu sigues firme sujetando sus  muñecas en lo alto contra la pared. Nada te detiene!  Sabes bien que a esas alturas, todo la provoca, es por eso que vuelves al ataque minucioso y  bajas lentamente siguiendo ese recorrido preparado hasta el último detalle desde donde has partido y sientes que tus dedos se abren hacia el centro sin tocar esos magníficos y ansiosos  crepúsculos de gloria,  para cerrarse nuevamente debajo de ellos... ¡Ahora te detienes nuevamente!!  La observas, ella estará suplicante, llevas su rostro incandescente hacia el tuyo sin soltarle los brazos, apenas rozas sus labios, sus ojos se abren, puedes hundirte en lo profundo de su sentimiento, ¡cautiva su mirada!  y escúchala exhalando con fiereza e inspirando el deseo de ser tuya y sólo tuya... Sonríes satisfecho con una actitud desafiante, bien de hombre, pero sigues recorriendo tu camino y lo haces con el deseo manifiesto que te abraza..

Desde tu ubicación actual en el centro de su pecho, justo en las coordenadas prefijadas, inviertes la marcha,  subiendo decidido hacia ese punto olvidado... Juegas displicentemente alrededor de estos inquietos centros hasta decidirte por lamerlos desde abajo hacia arriba como si fueran esa fruta jugosa pendiendo de la rama del frutal, en la casa de campo.  Te saben a  néctar... es verdad, bésalos lentamente, ya sabes que debes lograr el mayor de los deseos en la piel de tus desvelos.  ¡Por favor, no te permitas distraerte! Focaliza tu mente tanto en lo que haces como en lo que descubres. ¿Notas su  turgencia  y la madurez adquirida?  Entonces has logrado alcanzar el primer objetivo propuesto y te alegras de poderla  probar una y otra vez sintiendo la humedad magnífica y pura de mujer invitándote a navegar en ella...


Los visitantes habrán degustado los platos servidos, sentirán plenitud y alegría escuchando los cuentos de algún lugareño. El fin de la tarde los encontrará disfrutando de los juegos rurales, la taba arrancará una a una sus emociones, el sapo festejará sus habilidades y las pruebas de rienda y de tambores todo su asombro. Regresarán con el sabor del mate y las torta fritas de la señora del pueblo. No olvidarán jamás los buenos tratos, la comida ni lo cuentos, luego de haber completado del uno al diez todos los pasos. 

A estas alturas, yo estaré manejando, la buena música será mi compañera, hasta que te encuentre una de estas noches. 




L.F. Del Signore

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