Los atardeceres más rojos traen a mi memoria esos besos tan dulces que tú sabes darme. Me pierdo entre el latido anhelante de mi corazón con el tuyo. Quiero tu entrega absoluta al placer del encuentro de tu cuerpo y el mío. Beberte de a sorbos y gozarte sin prisas.
No hay nada que sea tan atrayente como una habitación, solo nuestra. Allí sin vergüenza escucharás mis gemidos. Besaré centímetro a centímetro tu piel convirtiéndola en mía, para arder de emoción y olvidarme de todo en el fondo de tus ojos.
Tú tienes la capacidad de hacerme volar si desplegando tus ansias. El deseo se hace eco en mi cuerpo sintiendo como me tocas.
Arrebatarme será poco si te pruebo. Quiero tenerte como jamás pensaras, tomar tu sexo y hacerlo cautivo.
Sueño con el momento sublime de no aguantar más por el fuego íntimo que nos deje unidos, tan unidos que nos haga flotar de placer al extremo. Ese nivel donde concibes que en realidad no te perteneces, esos instantes donde el cosquilleo se extiende sobre la piel bajo el fervor infinito.
Tal vez te observaré en silencio, suspiraré por sentir la profundidad de tu cuerpo unido al mío. Quedaremos atrapados y anestesiados , agotados por habernos entregado. Cada músculo sentirá el empuje de pasión al convertirnos en uno ....
Nada que perder y todo para recordar entre tu pecho y el mío, hasta volver a sentirte queriendo fundirte conmigo una y otra vez.
¿Dime corazón, cuento contigo?
L.F. Del Signore
Todos los derechos reservados.
Comentarios
Publicar un comentario